Así que bien sea que ya estés envejeciendo, te interese prepararte para ese momento o tengas un anciano en casa, es momento de ponerte en movimiento con alternativas que sean posibles, alcanzables, que te permitirán sentirte bien durante la senectud tal y como lo mereces.
Lo primero: revisa cuáles son tus creencias acerca de la vejez
¿Qué significa para mí estar viejo?
¿Qué visión u opinión tienes o aprendiste sobre esa etapa?
Y luego de tener esta lista, comenzar a trabajar en tareas que estimulen el cuestionamiento de esas creencias, especialmente si son creencias o pensamientos que no te hacen sentir bien o te lastiman: ¿Son realmente ciertas? ¿Se ajustan a tu realidad? ¿Todos tienen el mismo estilo de vida? ¿Qué puedo hacer para que eso que me asusta no suceda?
Considerar la senectud como algo que llegará en algún momento es sin lugar a dudas un pensamiento que a cualquiera puede traerle la sensación de temor, incertidumbre, ansiedad y negación.
La vida de un adulto mayor
Puede llegar a ser para muchos un júbilo muy esperado, para descansar, concentrarse solo en aquello que le gusta hacer, disfrutar de la familia, reencontrarse con amigos del pasado y quizás solo emplear tu tiempo en juegos de mesa con algunos vecinos, sin embargo, para otros puede desencadenar la aparición de sentimientos poco agradables y pensamientos que disminuyan la calidad de vida de quien recorre esta etapa.
Actitud en la vida:
Hemos escuchado en innumerables ocasiones que la actitud lo es todo, el cómo decidimos mirar eso que nos pasa y de qué manera elegir el camino que recorremos en la rueda de la existencia. Y sí, es cierto que estimular el buen ánimo nos permite segregar en nuestra biología eso que necesitamos para superar dolencias, pérdidas, enfermedades, adversidades y situaciones de estrés pero, ¿qué hacemos cuándo no sabemos cómo hacerlo?, siempre se ha convertido en la interrogante de muchos y es aquí donde quiero hacer énfasis.
Toda ansiedad, miedo y sensación de inutilidad se disminuye ejecutando
Sí, ejecutando, accionando, haciendo algo para que eso cada vez se sienta más y más pequeño, pues desde niños necesitamos del refuerzo, que nos digan que eso que estamos haciendo está bien, reconocer nuestros logros y todo lo que nos confirme el hecho de que estamos haciendo algo por eso que queremos sentir, lograr, ser, alcanzar.
Pregúntate:
¿Cómo te sientes mejor?
¿Haciendo algo que te acerque cada vez más a ese bienestar o quedarte hundido en el agujero del ¨no sé, por eso no lo hago¨?
La idea que quiero mostrarte es que solo buscando, preguntando, intentando, probando y aprendiendo de lo nuevo, encontraremos un paso a ese bienestar que queremos para con nuestra vida.
Actividades para poner en práctica:
– Pasear a tu mascota: saliendo a caminar respirando aire puro
– Practicar la jardinería
– Leer libros o escuchar audiolibros
– Ver todas esas películas que te gustaban en tu época más activa
– Inscribirte en un curso de panadería, cocina, postres, café, cualquier cosa que te parezca interesante y si no, ¡igual hazlo! Ya que no todo lo que termina gustándonos en la vida lo reconocemos sin haberlo probado, así que ¡vive la experiencia!
– La tecnología también puede ser una opción, tal vez te lleve un tiempo para aprenderlas, pero nada dispara más felicidad que hacer videollamadas con tus viejos amigos y por qué no, también te pueden acompañar a cenar virtualmente, quizás, al igual que tú se sientan algo solitarios.
Actividades para quienes tienen un adulto mayor en casa:
- ¡No lo critiques!: ocúpate de reconocerle todo lo que has aprendido gracias a su apoyo o ejemplo en su tiempo activo y productivo.
- Dile que lo necesitas de vez en cuando: probablemente seas una persona autosuficiente, pero una ayuda nunca está demás en la vida de cualquier persona y si recibir esta ayuda hará sentir bien a tu ser querido, ¡solicítala!
- Ofrécele tareas pequeñas: con esto logramos reforzar su sentido de pertenencia, lo haremos sentir que aún es útil y que aporta algo a la familia, logrando que conservar su entusiasmo por la vida.
Algunas ideas que puedes invitarle a hacer:
- Realizar los pagos bancarios desde la computadora o teléfono celular.
- Llevar al perro a la peluquería o el carro al autolavado.
- Descongelar el almuerzo del día siguiente.
- Hacer llamadas como pautar citas médicas.
- Cambiar el aceite del carro.
- Hacer compras cortas en la tienda más cercana.
¡Ponte creativo! y evita limitarlo, un adulto mayor es como un niño, necesita que crean en él, que lo valoren, lo tomen en cuenta y reforzar su sentido de pertenencia. Por último, recuerda que para el aprendizaje, no hay límite de edad.
1 comentario en «Envejecimiento saludable: qué hacer»
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